Las Médulas, paisaje cultural

Es un entorno paisajístico formado por los restos de una antigua explotación minera de oro de época romana, incluido en 1997 en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

La Zona Arqueológica de Las Médulas, situada al Noroeste de la provincia de León (España) constituye un referente como paisaje cultural. Se trata de la mina de oro más extensa del Imperio romano, puesta en explotación de forma sistemática a finales del s. I d. C. Este proceso generó numerosas trasformaciones en el territorio, que afectaron tanto a elementos naturales, como a la estructura social y económica existente.

El conjunto arqueológico reúne restos de distintos sistemas de explotación del sedimento aurífero de naturaleza aluvial: frentes mineros, vaciados, sistemas de acumulación de estériles, así como numerosos vestigios de la infraestructura hidráulica asociada, formada por una compleja red de canales y depósitos de agua.
Además, la investigación llevada a cabo ha permitido documentar el hábitat desde época prerromana y cómo la estructura de doblamiento de las comunidades indígenas fueron objeto de transformación, integrándose en el esquema de la organización socio-política romana.

En el año 1997 se produjo su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial basada en los criterios de:

Constituir un ejemplo excepcional de la creatividad humana capaz de concebir la tecnología minera precisa para poner en marcha la explotación.
Contribuir a la creación de un paisaje cultural debido a la interacción producida entre la acción de las comunidades humanas y la naturaleza.
Evidencia única o excepcional del pasado.
Ser ejemplo representativo de un proceso histórico que esta representado en los restos materiales y en el paisaje.
El territorio ocupado por la Zona Arqueológica se encuentra protegido desde el año 1931 cuando fue declarado Monumento Histórico Artístico. Sus valores fueron reconocidos en 1996 cuando, ya a la luz de la nueva legislación cultural, se declara Zona Arqueológica.

La complejidad del lugar y los actuales valores naturales del sitio hicieron necesario el desarrollo de nuevas figuras de protección, desde el punto de vista medioambiental, a través de la declaración de Monumento Natural realizada en el año 2002, por la Junta de Castilla y León.

En la actualidad se define como un paisaje cultural, resultado de la intervención romana en un territorio a lo largo de dos siglos, desde finales del s. I a.C., con un proceso de evolución hasta la actualidad que, aunque permanente, conserva los valores esenciales que lo conformaron. Sobre todo conforman un conjunto que puede definirse como un paisaje vivo, el del presente, que conduce al visitante del territorio actual a las transformaciones que pudo sufrir como territorio antiguo.

Las Médulas son un excelente ejemplo de la imbricación de aspectos tecnológicos y económicos, relaciones sociales, cuestiones políticas y administrativas, y de los engranajes que permitieron la conexión entre estos diversos ámbitos. En esta dirección se han desarrollado los trabajos del equipo de investigación Estructura Social y Territorio – Arqueología del Paisaje, que dirige desde 1988 F.- Javier Sánchez-Palencia, del Departamento de Historia Antigua y Arqueología del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La investigación de Las Médulas cobra sentido si contribuye a su valoración y al desarrollo no sólo científico, sino también social. Por eso, todo el trabajo llevado a cabo por este equipo de investigación se ha realizado desde una perspectiva científica y patrimonial a la par, que valora Las Médulas como un paisaje cultural, esto es, resultado de un proceso histórico. Esto es especialmente importante en un área en la que el patrimonio arqueológico es uno de los recursos más importantes. La labor del equipo del CSIC permite que este patrimonio sea tenido en cuenta en cualquier decisión relativa a la gestión de la zona; por ello sus esfuerzos se dirigen a que las iniciativas sociales, económicas y culturales sean cada vez más efectivas para el desarrollo de la zona, a la vez que se protege este paisaje cultural.

Además de los espectaculares restos de la minería de oro romana, en Las Médulas es posible comprender sobre el terreno la interacción entre las comunidades humanas y los recursos naturales que explotaron así como las relaciones sociales en las que esa explotación se desarrolló.

Los restos de la minería romana -los canales, los vaciados mineros, las acumulaciones de estériles- hacen de Las Médulas un ejemplo extraordinario de la tecnología antigua. Esta riqueza, unida a la singularidad de algunos de sus recursos medioambientales -su geomorfología, bosques, humedales- hacen de ella una zona de especial interés. Sin embargo, para comprender este paisaje correctamente, es preciso entenderlo dentro del complejo proceso histórico del que formó parte.
El título de Patrimonio de la Humanidad otorgado a Las Médulas recoge la consideración de toda la zona como un Paisaje Cultural, como un espacio que aúna valores naturales y culturales. Como tal es hoy un bien patrimonial de alcance mundial explícitamente reconocido.

En primer lugar, lo es por su significado histórico: como testimonio del cambio en la explotación de los recursos y en las formas de vida de las comunidades locales durante la Antigüedad. Por un lado, fue la mayor mina a cielo abierto de todo el Imperio Romano, puesto que los desmontes mineros producidos alcanzaron tres kilómetros de extensión máxima y más de cien metros de profundidad. Por otro, Las Médulas es, sobre todo, un ejemplo excepcional de un proceso histórico. Es la mejor muestra, aunque no la única, del profundo cambio que produjo la minería de oro romana en las comunidades que habitaban el Noroeste peninsular.

Lo es, en segundo lugar, porque todas esas transformaciones -que pueden apreciarse y comprenderse directamente sobre el terreno haciendo de el, en parte, un paisaje relicto o fósil- dieron lugar a nuevas realidades que han condicionado su uso hasta el presente. No se trata de un paisaje estático ya que ha estado siempre sujeto a una permanente dinámica: el proceso histórico no se cerró en época romana.

Las más de mil hectáreas transformadas en época romana dieron una nueva articulación al territorio. A través de las llanuras artificiales conformadas por los estériles de la mina se crearon nuevas vías de acceso a la zona. El Lago de Carucedo, producido por el taponamiento de un valle por esos vertidos, fue más tarde un valioso recurso piscícola, y hoy es un humedal protegido. Los antiguos cauces de los canales que conducían el agua utilizada en el proceso de explotación del oro han sido reutilizados por los habitantes de la zona como “carriles” o caminos de comunicación y trasiego de ganado. Los cultivos introducidos en época romana, particularmente el castaño, han pervivido y se han convertido en una seña de identidad inseparable de Las Médulas. Incluso la misma superficie dejada por los desmontes mineros antiguos ha dado paso a nuevas formas de explotación del suelo.

Su inclusión en el Patrimonio de la Humanidad -que forma parte también de la historia de Las Médulas- es un reto, no sólo para las administraciones responsables de su tutela, o para sus habitantes, sino para todos. Es preciso considerar que Las Médulas son un bien no renovable y que es necesaria la implicación de todos si queremos que se convierta en un bien duradero.

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