Menorca Talayótica

Menorca Talayótica fue inscrito en Lista de Patrimonio Mundial el 18 de septiembre de 2023, tras una laboriosa candidatura.

 El bien seriado se ubica en el territorio de la isla de Menorca, la más septentrional del archipiélago de las Baleares. En los escasos 702 km2 que posee la isla se registra una de las mayores densidades del mundo de yacimientos arqueológicos prehistóricos, en un territorio habitado y vivido.

Los nueve componentes del bien ocupan un total de 3.527 ha y albergan un total de 280 yacimientos prehistóricos, los más representativos de una cultura que evolucionó en condiciones de insularidad. Esta se caracteriza por sus originales construcciones ciclópeas, que aportan un testimonio excepcional de la gesta humana prehistórica en islas de reducidas dimensiones. En conjunto, ilustran con nitidez un proceso cultural único y divergente en relación a su entorno insular y mediterráneo, que se desarrolló durante un largo espacio de tiempo: las estructuras ciclópeas se construyen en la isla entre el 1600 a. C. y la conquista romana del 123 a. C.

De modo estricto, la cultura talayótica se desarrolla a partir del 1200 a. C. con el inicio de la construcción de los talayots, grandes torres troncocónicas ubicadas a lo largo y ancho de toda la isla. No obstante, Menorca Talayótica es también el término con el que la población de la isla reconoce hoy en día orgullosamente al conjunto de monumentos y lugares de su prehistoria.

Los vestigios arqueológicos dan fe de la voluntad y capacidad de aquellas sociedades menorquinas a la hora de modular las influencias del mundo exterior, manteniendo siempre los rasgos propios de su poderosa insularidad.

El bien propuesto alberga una rica y representativa muestra de monumentos y sitios prehistóricos, incluidos asentamientos, espacios funerarios, santuarios y lugares sagrados. Entre ellos destacan con luz propia determinadas manifestaciones excepcionales que son únicas y exclusivas de Menorca, tales como las navetas de enterramiento, los santuarios de taula o las monumentales casas circulares, además de los talayots, convertidos en estandartes del patrimonio prehistórico menorquín. Estas espectaculares construcciones atestiguan el esfuerzo colosal acometido por estas comunidades insulares en un reducido territorio con recursos limitados.

Menorca Talayótica aporta también el testimonio excepcional de una cultura prehistórica insular asociada al firmamento. Determinados monumentos permiten ilustrar la observación de los astros por parte de los menorquines de época prehistórica. Este es el caso de las navetas funerarias o las taulas, que muestran patrones de orientación únicos que les singularizan con respecto a otras culturas contemporáneas de características similares.

Los monumentos y sitios arqueológicos del bien se insertan hoy en un paisaje mediterráneo en mosaico bien conservado que posee rasgos similares al de la prehistoria. El valioso mosaico paisajístico que envuelve las monumentales construcciones del pasado es el resultado de los paisajes heredados del característico agroecosistema menorquín, que desde la prehistoria hasta la actualidad mantiene su extraordinaria capacidad de resiliencia y se inspira en pautas similares. Constituye un paisaje único que muestra además la excepcional persistencia de las sucesivas tradiciones de la piedra, aportando en épocas históricas expresiones tan notables como la excepcional malla de pared seca que arropa los atributos del bien y preserva el espíritu del lugar.

En consecuencia, Menorca Talayótica testimonia hoy en día un caso excepcional de territorio arqueológico y monumental vivo, en el que una gran diversidad y densidad de yacimientos prehistóricos se manifiestan e integran con coherencia en un contexto único que permite recrear nítidamente las relaciones de aquella cultura con el medio, las conexiones visuales y su sistema de organización territorial.

En este contexto, los componentes y atributos del bien transmiten vigorosamente el espíritu y la sensibilidad de aquellas comunidades prehistóricas, así como la persistencia en el tiempo de sus obras. Su visión de la isla, su mundo, constituye un legado de excepcional valor para las generaciones presentes y futuras.

El bien y, por extensión, toda la isla, representa así uno de los ámbitos más importantes para el estudio de las civilizaciones prehistóricas en Europa y el Mediterráneo. Constituye un libro abierto al conocimiento de los procesos de adaptación de las antiguas culturas a los medios insulares y al uso imaginativo y sostenible de sus limitados recursos.