Durante el mes de marzo, todos los martes, miércoles, jueves y domingos se podrá acceder a su interior con la entrada Alhambra General y Alhambra Jardines
La Alhambra abre al público el interior de la torre de la Vela durante el mes de marzo. Todos los martes, miércoles, jueves y domingos, se podrá acceder a este espacio con la entrada Alhambra General y Alhambra Jardines.
Considerado como uno de los símbolos más destacados de la Alhambra y de la propia ciudad de Granada, en el interior de la torre de la Vela se encuentra una vivienda que ocupa toda la superficie de la tercera planta y que tradicionalmente ha sido conocida como “La Velera”.
Tras la conquista cristiana, la Alcazaba quedó en manos de la administración militar y, estas estancias se destinaron a ser residencia de la persona encargada de realizar los toques, de carácter castrense, de la campana de la torre de la Vela.
Los caballeros mutilados, militares heridos de guerra, eran los encomendados, por orden del Gobernador, para efectuar los diferentes toques que durante siglos marcaron la vida ordinaria de la ciudad de Granada. Encarnación “La Velera”, viuda del militar que ocupaba este puesto, fue la última que habitó en la torre, hasta mediados del siglo XX, momento en el que la Alhambra pasó de ser una administración militar para convertirse en una administración cultural.
Con sus distintos toques castrenses de día y de noche, la campana de la Vela ha determinado la vida de Granada y su entorno. Por su regularidad, hasta época muy reciente ha servido a los agricultores de la Vega para repartir los turnos de riego. Igualmente te hacía sonar en ocasiones señaladas como alarma por incendios, rebeliones populares o duelos por fallecimientos de la realeza.
A lo largo del año, la campana de la torre de la Vela repica con motivo de conmemoraciones, como el 2 de enero, día de la toma de la ciudad; el 7 de octubre, día de la Hispanidad, o en Semana Santa, durante la procesión por la ciudad de la Cofradía de Santa María de la Alhambra.
El mantenimiento de esta tradición ha permitido la continuidad de uno de los valores intangibles del Monumento y ha contribuido a enriquecer parte del patrimonio cultural que conforma el Conjunto de la Alhambra.